MAS-IPSP
En un operativo sin precedentes en la historia democrática del país, Luis Arce Catacora cruzó otra línea más en su camino de traición y ayer arremetió con miles de gases y balines contra el movimiento indígena y popular que votó por él en 2020 y que reclama en las carreteras, la ineficiencia y corrupción de su gobierno en la gestión económica.
Según denunció el legítimo secretario general de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Humberto Claros, “el gobierno ha armado un escenario de guerra contra el movimiento indígena campesino como si estuviera yendo a enfrentar a un enemigo externo a la frontera”. Es decir, Arce y su ministro de Gobierno, el censurado Eduardo Del Castillo enfrentan al pueblo indígena y originario con las tácticas y armas destinadas a un ejército invasor.
Una vez más se cumple aquella arenga popular: “valientes son para enfrentar a su propio pueblo, cobardes para defender la integridad del territorio nacional”.
Claros reveló que unos 10.000 efectivos de la policía y militares intervinieron en los bloqueos de caminos en Parotani, por aire (helicópteros comprados por Evo Morales para salvar vidas) y tierra, en una acción, “nunca vista en tiempos de paz en la historia de este país”. Hay al menos 66 detenidos que fueron secuestrados a La Paz, donde se le niega el derecho legítimo a la defensa y a los que la oficina del Defensor del Pueblo no ha podido ver por “instrucciones superiores”.
Es así, que el Gobierno que el pasado 27 de octubre usó mercenarios y vehículos incautados al narcotráfico, para atentar contra la vida de Evo Morales disparándole hasta 18 veces con armas de grueso calibre, ayer usó todo el aparato estatal de seguridad para agredir al pueblo movilizado, por lo que ya no se necesitan más pruebas para asegurar que #LuisArce se ha convertido en un gobierno enemigo del pueblo de Bolivia, especialmente del más humilde, cuya sangre está dispuesto a derramar como lo hicieron en el pasado Hugo Banzer, Tuto Quiroga, Carlos Mesa y Gonzalo Sánchez de Lozada, todos ellos representantes de los intereses coloniales en el país. Luis Arce es ya uno de ellos.
Sin embargo, no hay mega operativo que valga ante un pueblo organizado, movilizado y con hambre no solo de alimentos, sino de justicia. Las organizaciones sociales indígenas campesinas no se amedrentan y anoche anunciaron que las movilizaciones continuarán hasta conseguir el regreso de su renocimiento como sujeto histórico. Nunca más Bolivia sin los indígenas en el poder.
Y hablando de sujeto histórico, ¿alguien sabe cuándo García Linera saldrá de su lujosa cueva de Achumani? Tanto teorizo el exvicepresidente sobre el indígena como el regente “dominante y “dirigente” de la revolución boliviana y el proceso de cambio que hoy llama la atención de manera dramática, su silencio sobre el intento de magnicidio contra su presidente Evo Morales, y calle ante brutalidad de la represión armada contra el movimiento indígena, de un gobierno, donde mucha de su gente de confianza ocupa cargos.
Muchos años antes de morir, Felipe Quispe Huanca el Mallku se ha referido claramente a figuras como García Linera y Luis Arce, del primero ha dicho: “Álvaro García Linera, en su condición de elite predominante omnipotente, se mantuvo muy arraigado con las costumbres de sus ancestros coloniales. De manera que nunca jamás le gustó el idioma indio. Esta posición es notoria y está presente en todas sus actividades políticas”, mientas que de Arce aclaró: “lo conocí en el MIR, luego fue funcionario del Banco Central con el MNR, pero, peligro, puede pasar como en Ecuador con la traición de Lenin Moreno”.