Por: Al Pereyra
Con sorpresa, incredulidad y rabia, escuche las declaraciones del comandante del Ejército de Bolivia, Juan José Zúñiga, cuando se refirió sobre una hipotética postulación a la presidencia del exmandatario Evo Morales.
Zúñiga dijo que el Ejército tiene la misión de hacer cumplir la Constitución Política del Estado, que las “Fuerzas Armadas son el brazo armado del pueblo, un brazo armado de la Patria” y que no permitirán el retorno de Morales.
Durante una entrevista en el programa televisivo “No Mentirás”, Zúñiga afirmó que el Ejército está preparado para utilizar todas las herramientas legales a su disposición para garantizar el cumplimiento de la Constitución.
Para cualquier persona que tenga más de dos dedos de frente, las afirmaciones de Zúñiga son verdaderos llamados a la sedición, a la gestación de un golpe de Estado, al manoseo y al pisoteo de la democracia.
Zúñiga va contra el derecho de Estado porque demuestra sus claras intenciones sediciosas para destruir las bases fundamentales constitucionales que actualmente imperan en el Estado Plurinacional de Bolivia.
No cabe duda que el actual comandante de las Fuerzas Armadas bolivianas es un nostálgico de las dictaduras que enlutaron a miles de familias bolivianas cuando gobernaban el país a punta de fusiles.
Recordemos que Zúñiga fue acusado por desfalco en la gestión 2012-2013 de alrededor 2,7 millones de bolivianos que estaban destinados para el pago del bono Juancito Pinto, Renta Dignidad y viáticos para el Ejército Boliviano.
La resolución final emitida por la Dirección Jurídica del Ejército (DJE) 136/13 del Comando General estableció sanción para el coronel Juan José Zúñiga con siete días de arresto por el desfalco y falsificación de documentos relacionados a los descargos del pago de viáticos de la renta Dignidad, que debía pagarse en poblaciones rurales a personas de la tercera edad.
¿Cómo es posible que un militar con estos antecedentes ose hablar de esta manera?
Lo que más llama la atención es que el gobierno encabezado por el presidente Luis Arce Catacora permita estas temerarias declaraciones que constituyen una afrenta a la democracia boliviana.
Arce Catacora, en su calidad de jefe máximo de las Fuerzas Armadas debería censurar y castigar ejemplarmente a este “nostálgico” de las dictaduras.
Con su silencio, Arce Catacora está demostrando que poco o nada le interesa la democracia. Es más, puede que militares como Zúñiga le serán útiles para gestar un “autogolpe”.
Arce Catacora mínimamente debería sentar precedente destituyendo y dar de baja del Ejército a Juan José Zúñiga a quien se le olvidó que la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia indica que las Fuerzas Armadas no deliberan y que con sus declaraciones ha violado esa disposición; además, de vulnerar la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas de Bolivia.
El silencio del gobierno es una muestra que algo “sucio” y “macabro” se está gestando con la finalidad de evitar, a cualquier precio, la postulación de Morales en los comicios presidenciales del próximo año.