Casimiro Pérez Huanca
El presidente Luis Arce envió un presente o regalo griego a Evo Morales por su cumpleaños 65, el 27 de octubre: asesinarlo a tiros.
Hace dos años, lo felicitó con halagos por su cumpleaños 63: “En el día de su cumpleaños enviamos un gran abrazo al líder indígena y presidente del MAS. Valoramos su aporte a la construcción de nuestro Estado Plurinacional soberano, sin discriminación, anticapitalista y antiimperialista”.
¿Lucho enloqueció, como dijo Evo?
No es la primera vez que el presidente del MAS IPSP salva la vida de milagro. Con tantos tiros y planes criminales fallidos, por su condición de líder de los cocaleros, y hasta ahora, es considerado un hombre sin miedo a la muerte por sus ideales y su pueblo.
El gobierno no esperaba la reacción de él por las amenazas de más juicios penales, sin descartar otros actos de magnicidio: “No me voy a ir de Bolivia, estoy con mi pueblo, con mis bases. Vamos a derrotar a este gobierno corrupto”.
“No tengo miedo”, dijo repetidas veces cuando afrontó y resolvió los grandes problemas de Bolivia y de su pueblo. EEUU y sus aparatos represivos (CIA y DEA) no pudieron con él. Menos tuvo miedo a la hora del ataque armado del que fue víctima, un día después de su cumpleaños.
Es un rebelde digno y su cobijo el pueblo que lo protege.
Todos los caminos conducen al magnicidio
Cuando dirigente sindical de las seis federaciones del trópico, en particular en la violenta década de los 90s y 80s desatada por los gobiernos de turno en contra de los productores de coca, Evo enfrentó a varios intentos de asesinato.
1. 1989. Policías de UMOPAR lo capturan, después de un acto de homenaje a cocaleros muertos a tiros por policías y militares, y lo arrojan al monte creyéndole muerto.
2. 1994. Agentes encubiertos ensayaron varias formas de atentar contra Evo a lo largo de la “Marcha por la Vida y Defensa de la Coca” que logró llegar a paso triunfal a La Paz.
3. 1997. En Eterazama, un helicóptero de la DEA ametralló a la concentración de cocaleros, ahí estaba Evo, cayeron cinco cocaleros.
4. 1997. Ya diputado nacional, fue interceptado por un agente de la DEA en el Chapare, quien arma en mano intentó obligarlo a bajar del carro, lo enfrentó y el extranjero se abstuvo de dispararle.
5. 2000. En la sede de Derechos Humanos de Villa Tunari, lo atacaron, pero la bala rozó su cuerpo.
6. 2009. La extrema derecha de Santa Cruz y la media luna contrató a un grupo de mercenarios liderados por Eduardo Rosza Flores, con la misión de provocar guerra civil y eliminar a Evo Morales, Álvaro García y Juan Ramón Quintana. Fracasó el magnicidio.
7. 2013. Volaba de Rusia de retorno a Bolivia. En Viena, obligaron aterrizar en Viena, tras que Portugal, España y Francia negaron autorización para sobre volar su espacio aéreo. Permaneció 13 días “secuestrado” y con alto riesgo de su vida.
8. 27 de octubre de 2024. Un comando de élite (policíal – militar) atacó a tiros a la comitiva de Evo Morales, con el objetivo de liquidarlo. 14 balas atravesaron la camioneta en la que se trasladaba sobre la carretera de Lauca Eñe. Su chofer fue herido.
Linchamiento mediático
1. Desde que Evo Morales saltó a la vida sindical en el Chapare como el líder cocalero más aguerrido en la defensa de la coca y la soberanía nacional, fue atacado por los medios de comunicación pagados por los gobiernos de turno.
2. Como diputado nacional, fue vapuleado por los mismos medios de comunicación privados y estatales, hasta conseguir su expulsión del Parlamento.
3. El gobierno de Evo, él principalmente, fue víctima de la “propaganda negra” para desprestigiarlo, humillarlo, hundir su prestigio internacional, disminuir su vocación de estadista, machacar todos los días y horas para reducirlo a “narcotraficante”, “terrorista”, “dictador”, “anti-patriota”, “comunista” y, con Luis Arce, de “mentiroso”, “violador”, “terrorista”, “bloqueador”, “narcotraficante”, además homicida de policías…
4. 2009. Evo recibió en palacio a personeros de la influyente y derechista Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Demostró que en Bolivia no solo se ejercía en pleno la libertad de expresión al extremo de un “libertinaje”, sin sanciones. La SIP evidencio aquello.