Por Dolores Arce
Va corriendo el mes de octubre, un mes lleno de fechas que quedaron grabadas en nuestra memoria. Algunas de ellas son de larga data, como aquel 9 de octubre 1967, cuando por instrucción de la CIA moría acribillado un ser humano extraordinario, quien se había atrevido a soñar con un mundo sin injusticias. Las balas no pudieron evitar su inmortalidad, aún hoy a 57 años de su partida, el legado del Che sigue inspirando a las nuevas generaciones, y varias de las tareas pendientes que él había planteado, como ser liberar al Estado de la burocracia o la Revolución educativa, siguen inconclusas hasta nuestros días para una vida plena de una nueva sociedad.
Quince años más tarde, un 10 de octubre del año 1982, celebramos el Día de la Democracia, después de un largo periodo de gobiernos de facto y golpes de Estado que dejó miles de víctimas de tortura, exilio, presos políticos y personas desaparecidas y masacres contra mineros, obreros y campesinos.
Pasarán otros veintiún años, en el auge del Neoliberalismo y sometimiento a los intereses transnacionales, llega “Octubre negro” que hasta ahora nos oprime el corazón con las escenas desgarradoras del pueblo alteño baleado a mansalva, en defensa de nuestros recursos naturales. Un día 17 de octubre de 2003 se dio la huida del asesino Goni acompañado de varios de su sanguinaria pandilla, quienes fueron bien acogidos en el país del Norte para seguir conspirando desde allá.
Pero el mes de octubre también nos tiene preparadas otras celebraciones:
El 11 de octubre nos recuerda el natalicio de la escritora, poeta y luchadora por los derechos de las mujeres en una época de total opresión y desigualdad para el género femenino, aún de las clases medias y acomodadas. Adela Zamudio en virtud a su aporte a la educación laica y la reivindicación de igualdad de derechos de hombres y mujeres nos lo recuerda traducido en el Día de la Mujer boliviana, mediante Decreto Supremo promulgado por la primera mujer presidenta de Bolivia, Lidia Gueiler Tejada.
Ya en plena Revolución democrática y cultural, el primer presidente indígena de nuestro país Evo Morales Ayma, convierte una fecha fatídica de rendir tributos al invasor (Día de la Raza) en un día de recuperación de la memoria y dignidad: a partir el año 2011 a través del Decreto Supremo No. 1005, el 12 de octubre se celebra el Día de la Descolonización, en un justo reconocimiento de la resistencia y lucha de los pueblos indígenas y originarios contra el yugo español y posteriormente las injusticias de criollos en plena República.
Finalmente, el último día del mes, el 31 de octubre, recordamos el Día de la Nacionalización de las Minas.
En el plano internacional, tenemos que lamentar ya un año de genocidio israelí contra Palestina, con el asesinato de más de 42.000 personas desde octubre pasado. En pleno siglo XXI ante los ojos de todo el mundo se da esta barbarie con el claro plan de exterminio del pueblo palestino, de ahí que la mayoría de las víctimas son mujeres y niños, los blancos preferidos de los sionistas son hospitales y escuelas en ataques deliberados y alevosos. Los bombardeos son combinados con sistemáticas redadas que incluyen asaltos a viviendas y asesinatos extrajudiciales. La ONU hace un tibio reclamo, pero Israel no es sometido a vetos ni bloqueos o sanciones económicos. Claro porque la mano detrás una vez más son los Estados Unidos, cuando no, donde hay guerras y posibilidades de hacer negocios con la muerte, están ellos.
En la memoria fresca está octubre del año 2019, cuando ratas y cucarachas salieron de sus agujeros para recuperar los privilegios perdidos, intentando revertir un proceso de cambio que costó sangre. En lo que va el actual mes de octubre, el linchamiento mediático y judicial contra Evo Morales Ayma llega a límites insospechados.
Ojalá que nunca más tengamos que añadir más fechas fatídicas al mes de octubre.