Por Rigucho Cortéz
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) tiene ahora la enorme e histórica responsabilidad de demostrar, no sólo ante el país, sino incluso a nivel internacional, si tiene la independencia que tanto la pregona o definitivamente está sometida a los intereses del gobierno de Lucho y David, que desesperadamente hacen todo para proscribir al MAS-IPSP e inhabilitar a Evo para las próximas elecciones.
Los vocales deberán pensar, quizá en la soledad de sus casas o en compañía de sus familiares, qué hacer. Entrarán a la historia como simples sumisos de los que ahora detentan el poder o harán respetar la autonomía e independencia que siempre debería tener un Tribunal Electoral.
Por supuesto, es una decisión individual, de cada uno de ellos, la que además definirá su futuro profesional, o pasarán como los que violaron las normas y las leyes o los que, a pesar de las presiones, sobre todo gubernamentales, defendieron la democracia y la verdad.
Por eso, su decisión en torno al Congreso de un paralelo del MÁS, organizado por el gobierno en la ciudad de El Alto, principalmente con funcionarios públicos obligados a asistir al evento, será fundamental, no solo para la democracia, sino sobre todo la institucionalidad de los poderes de estado.
Para nosotros, por supuesto, ese congreso del gobierno, es ilegal desde todo punto de vista. A los vocales del TSE los obligaron a supervisar ese evento, de manera arbitraria y hasta humillante, a través de una resolución de la sala constitucional.
Y quién creen ustedes amables lectores que fue el encargado de supervisar ese congreso, nada más ni nada menos que Gustavo Ávila, delegado presidencial en ese órgano, quien asumió la administración del Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático (Sifde), que es una instancia del Tribunal Supremo Electoral (TSE) encargada de supervisar los congresos y otros encuentros partidarios.
Solo para mencionar algunos otros temas. La convocatoria a ese congreso fue emitida por supuestos dirigentes de organizaciones sociales que no fueron reconocidos por sus bases, aunque sí por el gobierno. La mayoría de esos, podríamos decir, seudo dirigentes, no son militantes ni dirigentes del MAS y, de acuerdo a las normas, no les correspondía convocar a un congreso de esa magnitud.
Ese evento no fue convocado con el tiempo estipulado en las normas, como por ejemplo 120 o mínimo 60 días antes. En fin, se puede mencionar muchos otros argumentos. Lo más irónico y hasta cómico fue la eleccíón de sus dirigentes, la mayoría no reúnen las condiciones, ni la legalidad para ser elegidos, empezando que no tienen antigüedad en el MAS-IPSP.
Lo más grave, según la propia prensa, todos ellos, empezando de su seudo presidente, Grover García, tienen denuncias de corrupción. Julia Ramos estuvo en la cárcel por irregularidades y Fidel Surco fue acusado incluso por mandarle una bomba a su esposa que después de explotar la dejó ciega.
¿Qué dirá el TSE ahora ante tantos antecedentes? Por eso su palabra es histórica, ¿serán independientes o sometidos? Es difícil adivinar, después de todo lo qué pasa. Con el ejemplo, de los magistrados prorrogados y la justicia vendida al poder, ya nadie sabe en qué creer.