*Sergio de la Zerda
El nuevo y oscuro pacto entre los vocales electorales y los autoprorrogados del Tribunal Constitucional sella una ilegalidad que pone en riesgo más que nunca las Elecciones Generales para el cambio del ya insoportable régimen de Luis Arce. El Tribunal Electoral debió ser el primero en cumplir sus funciones de garantizar la votación, desconociendo a los magistrados de facto que son apadrinados por Arce Catacora. Pero optó más bien por terminar arrodillarse ante los operadores del mal gobierno.
Las acciones del Tribunal Electoral ponen en agonía a la democracia boliviana por al menos tres motivos.
UNO
Aunque muy breve, hubo un tiempo en que el Tribunal Electoral intentó ponerse los pantalones y actuar de acuerdo a la Constitución y leyes. Fue poco antes de las últimas Elecciones Judiciales, cuando el mismo presidente del TSE, Oscar Hassenteufel, llamó por su nombre a los autoprorrogados y rechazó cumplir sus fallos arbitrarios que arriesgaban ese proceso electoral.
Nos dijeron que unas Judiciales incompletas eran ilegales, inconstitucionales y hasta irracionales. Sin embargo, unas horas después, la institución decidió acatar nomás los caprichos de los usurpadores de la justicia, y nos llevó a unos comicios parciales, que fracasaron en la renovación de todos los altos jueces.
Quedará en la historia de la vergüenza nacional cómo es que unas horas antes del voto todavía se presentaban demandas ante los magistrados de facto para que estos sigan perjudicando.
DOS
Antes de las Judiciales, algunos vocales electorales se habían negado a siquiera supervisar la reunión de funcionarios que el régimen de Arce llamó “cabildo” en El Alto, acción con la que se propusieron robar la sigla del MAS-IPSP. Los vocales de igual modo dijeron que eso era ilegal, que la imaginaria nueva dirigencia del MAS no cumplía ni con los estatutos de la organización política, menos con los reglamentos y normativa que rige el trabajo del Órgano Electoral.
Pero, recuerde usted, bastaron unos “fallos” de los autoprorrogados para que los pretendidos árbitros de la democracia terminen de convertirse en malos jugadores de la conveniencia de Arce Catacora. Sin ningún asidero técnico, el Tribunal Electoral pasó entonces a registrar a los empleados públicos, que hasta tenían militancia en otros partidos, como nuevos directivos que entraron por la ventana.
Esto ya debió haber despertado la alarma general, pues si el que sufría el abuso era el movimiento popular, con certeza nadie más iba a estar libre de la usurpación de dirigencias, siglas y procedimientos.
TRES
Las pistas de esta actuación además inmoral ya la dieron anteriormente los vocales cuando convocaron a los líderes políticos a una reunión con una sola consigna: eliminar las Elecciones Primarias que estaban establecidas por ley, a título de, en teoría, priorizar las Judiciales que, como vimos, fueron un fiasco. Comenzaron ese momento a engañarnos, y el único que se dio cuenta fue el expresidente Evo Morales, quien insistió en que se cumpla la norma y que los precandidatos de todas las fuerzas se midan en cancha para que los militantes elijan a sus representantes. Evo llegó a proponer incluso unas primarias abiertas para que toda la ciudadanía pudiera sufragar.
Pero la decisión antidemocrática estaba tomada por los operadores de Arce Catacora y sus aliados de la derecha que, desoyendo a Evo, eliminaron esta posibilidad de democratización de los partidos políticos.
Si las Elecciones Primarias se hubieran mantenido, se hubiesen solucionado hasta los problemas de los que han naufragado en su “unidad”, y tienen una veintena de precandidatos, lo que evidencia que, como Arce Catacora, sólo tienen intereses personales. Hasta los neoliberales hubieran tenido hoy su anhelado candidato único y no tendrían por qué pelearse.
La yapita
Pero le tuvieron miedo al voto de la gente. Y eso también se vio este mismo miércoles en la nueva componenda entre vocales electorales y autoprorrogados, a tal punto que Hassenteufel se “olividó” por completo de seguir exigiendo una ley que supuestamente garantice la preclusión, que de todas maneras está prevista en la Constitución.
Con todos sus engaños y pactos espurios, los vocales electorales no sólo están terminando de matar la democracia. Están asimismo culminando la rifa de su ya nula credibilidad y prestigio profesional, igual que a fines de los 80 lo hizo la tristemente famosa “Banda de los Cuatro”, que desde la por entonces Corte Electoral manipuló las decisiones del soberano.
Compatriotas, debemos volver a recuperar nuestro derecho fundamental a elegir.
*Comunicador y asambleísta departamental.