María Isabel Caero
En el GAMC, el año 2019 se aprobó la Ley 388 de Corresponsabilidad del Trabajo no Remunerado Para la Igualdad de Oportunidades, teniendo como antecedente la Ley de Economía del Cuidado (2015). En ese entonces fue muy difícil para los técnicos y políticos comprender esta propuesta transformadora, pues tenía un nuevo enfoque para las políticas, se partía del análisis de la división sexual del trabajo y del trabajo de las mujeres para la reproducción y sostenibilidad de la vida, contrariamente a los enfoques androcéntricos desde la visión masculina y de la economía tradicional.
En este marco, en los últimos tiempos a nivel internacional hay una corriente de las feministas urbanistas relacionada con el concepto de «ciudades cuidadoras».
El concepto de Ciudades Cuidadoras en planificación urbana y urbanismo se centra en crear entornos que sean inclusivos y accesibles para todas las personas, especialmente para mujeres y para los grupos que más lo necesitan como son niños y niñas, personas mayores y personas con capacidades especiales. Algunas características y principios de las ciudades cuidadoras son:
Acceso Universal: Las ciudades cuidadoras están diseñadas para ser viables para todos, independientemente de la edad, sexo, cultura, situación económica, social, habilidad o situación personal. Lo que incluye construcciones físicas como rampas, elevadores, aceras amplias, señalización clara, áreas verdes y otros. Evitando las limitaciones de las barreras arquitectónicas urbanas cuyo diseño no considera que las personas tienen necesidades diferentes.
Seguridad: Priorizan la seguridad de sus habitantes en su diversidad con medidas que van desde iluminación adecuada en espacios públicos, políticas de movilidad urbana y de tráfico que protejan a los peatones y ciclistas y políticas orientadas a prevenir el acoso en las calles, en parques y en el transporte y para prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres en la calle y en los hogares.
Espacios Verdes y Recreación: Las Ciudades Cuidadoras promueven el acceso a espacios verdes, parques y áreas de recreación que sean seguros y accesibles para todas las edades y habilidades. Con diseños especiales, por ejemplo, diseño de áreas destinadas a la recreación de mujeres de las diferentes edades que normalmente no existen en las ciudades.
Transporte Público Inclusivo: Fomentan sistemas de transporte público para personas con movilidad reducida, con paradas bien distribuidas y vehículos adaptados. Con respeto a las tarifas establecidas para niños y niñas y para personas adultas mayores, con movilidades adecuadas para un transporte masivo no contaminante. Que sea un transporte público de servicio y no solo un medio de beneficio privado.
Debe sentar las bases territoriales para una Vivienda viable económicamente y Adaptada: Estableciendo convenios con la AE Vivienda del Gobierno central.
Acceso a Servicios comunitarios Sociales y de Salud que sean asequibles para todos los residentes y especialmente servicios de cuidados para niños, adultos mayores y personas con discapacidad.
Deben fomentar Participación Comunitaria de mujeres y hombres: en la planificación, el diseño y en los presupuestos, garantizando que todos los grupos sean escuchados y considerados.
En síntesis, una ciudad cuidadora es aquella que pone en el centro la inclusión y el bienestar de todos sus habitantes, reconociendo y respondiendo a las diversas necesidades y que promueva la equidad y la cohesión social en el entorno urbano.