Ciudad de México | Agencias
El Senado de México aprobó una reforma energética del oficialismo para privilegiar a las empresas del Estado, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), para que tengan prioridad sobre las privadas en la generación y el despacho de energía.
En una larga sesión los senadores aprobaron con 86 votos a favor, 39 en contra y una abstención, la reforma para dejar de considerar “empresas productivas del Estado” a Pemex y CFE, que ahora serán “empresas públicas” para no competir en el mismo nivel que todas las privadas.
La reforma constitucional revierte en parte la reforma energética del Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) que abrió el sector a la inversión privada y obligó a Pemex y CFE a competir en condiciones más equitativas con los particulares.
«Esto da pasos firmes para la recuperación de la soberanía energética, con lo que se revierten los cambios que se realizaron con la reforma energética de 2013, que lo único que pretendía era desmantelar a Pemex y CFE», argumentó la senadora Laura Castillo, del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Aprobada la semana pasada en la Cámara de Diputados, la reforma ahora debe ser aprobada por al menos 17 de los 32 congresos estatales del país, la mayoría de los cuales están dominados por Morena. Dicha reforma encendió alertas ante la próxima revisión en 2026 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que rechaza que haya un trato especial a empresas nacionales. Pero la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, aseguró que se respetan todos los contratos actuales y que habrá mesas de trabajo para que se entienda cómo pueden participar y en dónde pueden participar los inversionistas privados.