Washington | Agencias
Cerca del final de la campaña de cara a los comicios presidenciales en Estados Unidos, Kamala Harris, la vicepresidenta y candidata demócrata, alertó anoche sobre el riesgo que implica su rival, Donald Trump, para la democracia del país.
Harris habló tras las revelaciones del exjefe de Gabinete, John Kelly, y del exjefe del Estado Mayor, Mark Milley, que definieron al candidato como un fascista luego de haber trabajado bajo su mando.
Con las elecciones a menos de dos semanas de distancia, la estrecha contienda entre la vicepresidenta y el magnate republicano continúa en medio de una campaña centrada sobre los estados indecisos, que decidirán el resultado de los comicios.
El candidato republicano atraviesa un momento difícil, luego de que el exjefe de gabinete durante su mandato, John Kelly, confirmara el martes que el magnate «encaja en la definición de fascista» y ha alabado a Adolf Hitler, según expuso en conversación con el diario New York Times.
«Desde luego el expresidente está ubicado en la extrema derecha, por supuesto que es un autoritario, admira a personas que son dictadores, él mismo lo ha dicho. Así que, sin duda, encaja en la definición general de fascista, seguro», declaró Kelly, quien también fue general de la marina estadounidense.
El exfuncionario afirmó que el candidato republicano «comentó más de una vez: “Hitler también hizo algunas cosas buenas» y que necesitaba «generales alemanes» como los que tuvo el jefe nazi.
Un día después de que las declaraciones se hicieran públicas, Harris criticó duramente al expresidente durante una presentación desde su residencia oficial en el Observatorio Naval. A su vez, advirtió que su rival político muestra un comportamiento errático e inestable.
«Trump se muestra cada vez más errático e inestable, y en un segundo mandato personas como John Kelly no estarían allí para contenerlo», advirtió la candidata demócrata en declaraciones a la prensa.
«Es profundamente preocupante e increíblemente peligroso que Donald Trump invoque a Adolf Hitler, el hombre responsable de la muerte de seis millones de judíos y cientos de miles de estadounidenses», aseveró Harris.
Ese mismo día, la campaña de Harris ofreció una rueda de prensa telefónica con dos militares retirados, que respaldaron la evaluación de Kelly y advirtieron que una segunda presidencia del magnate tendría mucho menos cuidados democráticos que la primera.
«El general Kelly nos está advirtiendo que Trump busca el poder para hacer lo que quiera, cuando quiera», opinó el coronel retirado Kevin Carroll durante la rueda de prensa.
La simpatía de Trump con las ideas fascistas no es nueva. En el pasado, llegó a afirmar que los migrantes «envenenan la sangre del país» en una entrevista en su residencia de Mar-a-Lago.
Durante su presentación, la vicepresidenta también mencionó las propias palabras de Trump del pasado 14 de octubre, cuando sugirió que utilizaría las Fuerzas Armadas para enfrentarse a lo que llamó «el enemigo interno», señalando que no le preocupaba el caos que pudieran provocar sus seguidores, sino los «lunáticos de la izquierda radical».
El candidato calificó esta amenaza de la izquierda de «alimañas» en numerosas ocasiones, empleando una retórica similar a la utilizaban fascistas como Benito Mussolini y Hitler para hablar de sus oponentes.
Harris afirmó que su rival considera «enemigo interno» a cualquiera que «se niegue a someterse» o se atreva a criticarlo, «ya sean jueces, periodistas o funcionarios dedicados a supervisar» los comicios del 5 de noviembre.
