Por Sergio Parra
National Geographic
Durante años, el cambio climático ha dejado su huella en eventos meteorológicos extremos que asolan el mundo. Un reciente estudio de World Weather Attribution (WWA), un grupo de investigación de la Universidad Imperial de Londres, destaca cómo el impacto de la actividad humana ha intensificado las diez catástrofes naturales más mortales en los últimos 20 años, afectando regiones de Europa, África y Asia.
Aunque el informe se publicó antes de la devastadora Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que recientemente ha afectado a España, los hallazgos revelan una preocupante tendencia: la crisis climática ha convertido eventos naturales en desastres humanos masivos, cobrándose más de 570.000 vidas en dos décadas.Noticia relacionada
El análisis del WWA profundiza en cómo la ciencia moderna permite discernir la influencia del calentamiento global en eventos climáticos extremos. La capacidad de atribuir directamente estos desastres al cambio climático se remonta a 2004, cuando los investigadores lograron vincular la mortal ola de calor en Europa a los efectos de la actividad humana.
Desde entonces, la atribución científica ha avanzado mucho, permitiendo a los climatólogos estudiar cada fenómeno meteorológico en su contexto y, mediante modelos climáticos, calcular cómo el cambio climático aumenta la probabilidad y severidad de estos eventos.
Los desastres estudiados
Entre los desastres revisados en el estudio figura la sequía de Somalia en 2011, que devastó la región y dejó un saldo de más de un cuarto de millón de muertes. Los investigadores encontraron que la baja precipitación que desató la sequía fue, en parte, consecuencia de un clima global alterado.
De forma parecida, la ola de calor que azotó Francia en 2015, causando la muerte de más de 3.000 personas, fue el resultado de temperaturas que se tornaron el doble de probables debido al calentamiento global. A esto se suman otras tragedias, como las olas de calor en Europa de 2022 y 2023, que acabaron con la vida de 53.000 y 37.000 personas, respectivamente, y que, según el estudio, habrían sido prácticamente imposibles sin el cambio climático. El análisis también contempla ciclones tropicales que golpearon con brutalidad a Bangladesh en 2007, Myanmar en 2008 y Filipinas en 2013. En cada caso, los científicos descubrieron que el aumento de temperatura global había incrementado la probabilidad y la intensidad de estos fenómenos.