El País
Estados Unidos deportó en un año 271.484 migrantes, la cifra más alta de la última década, de acuerdo al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
En su informe anual, el despacho destacó que la mayoría de estos migrantes llegaron al país de forma ilegal cruzando por tierra la frontera sur provenientes de casi 200 países. El reporte, que compila las estadísticas del 1 de octubre de 2023 hasta el 30 de septiembre de 2024, llega a un mes de la toma de posesión de Donald Trump, quien hizo de su retórica antiinmigración el centro de su campaña, y atacó incesantemente a la administración del demócrata Joe Biden a quien calificó de laxo en temas fronterizos.
Patrick Lechleitner, director adjunto del ICE, remarcó que «todos los años, nuestros oficiales se enfrentan a enormes retos, pero todos los años les hacen frente». Los números oficiales muestran, sin embargo, que en el año fiscal 2024 el número de deportaciones fue mayor que en cualquiera de los años de la primera administración de Trump.
El republicano prometió iniciar acciones de deportación masivas desde el 20 de enero, cuando asumirá las riendas de la Casa Blanca, y designó personalidades conocidas por sus firmes posiciones antiinmigración para ejecutar la tarea.
El doble discurso de los trumpistas
Entre 11 y 15 millones de inmigrantes se encuentran en Estados Unidos sin la documentación necesaria, de acuerdo con estimaciones. Muchos de ellos son cruciales en la industria de la agricultura, la construcción, los restaurantes y los hoteles, donde componen el grueso de la mano de obra. Trump y su equipo tachan, sin argumentos, de criminales a los inmigrantes, muchos de los cuales llegan a Estados Unidos provenientes de países en crisis como Venezuela, Haití, Nicaragua o Cuba, y los acusan de robar el empleo a los estadounidenses.
Según una investigación del diario británico The Guardian, los empresarios Liz y Dick Uihlein, unos de los mayores donantes de la campaña de Trump, utilizan trabajadores traídos de México con visas destinadas a «entrenamiento», pero en realidad llegan al país a trabajar en sus complejos de productos de oficina y envíos en Wisconsin y Pensilvania.
De acuerdo con el medio británico, que cita documentos de la empresa y testimonios de allegados a la empresa, decenas de mexicanos fueron contratados en el vecino país con la visa B1, que solo permite una estadía de seis meses y con fines de entrenamiento de personal, pero llegan a Estados Unidos para trabajar en el área de transporte de la compañía de los Uihlein.
«En realidad están trabajando, no entrenando», dijo una persona con conocimiento directo de la situación según The Guardian. El diario además detalla que según una de sus fuentes la empresa no tenía capacidad para contratar personal para sus almacenes, especialmente en Pensilvania, y por eso buscaron mano de obra en México. Los trabajadores reciben sus salarios en cuentas en México. Aunque reciben una compensación adicional por viajar a Estados Unidos y quedarse allí, se les paga mucho menos que a sus pares estadounidenses.