BBC Mundo
Cecilia Barría
Los familiares de los cuatro menores desaparecidos el 8 de diciembre en el sur de Guayaquil están a la espera de que se identifiquen los cuatro cuerpos que aparecieron en un río cercano a la base aérea de Taura.
«Los cuerpos estaban incinerados, irreconocibles», le dijo a BBC Mundo Fernando Bastías, abogado del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH).
Eso hizo que el procedimiento de identificación de los cadáveres sea más complejo. «Estaban en un estado de descomposición», explicó.
Las familias acudieron el miércoles a la morgue de Guayaquil, pero tuvieron que regresar a sus casas con más preguntas que respuestas. No había manera de hacer un reconocimiento visual de los restos, ni de tomar las huellas dactilares para compararlas con las de los menores.
Ahora los médicos forenses intentan avanzar en una segunda etapa del procedimiento que les permita hacer un reconocimiento antropológico, cuyos resultados serán entregados a las familias el próximo lunes.
Si no es posible identificar los restos, un escenario altamente probable en este caso, solo quedaría esperar a los resultados de las pruebas de ADN que pueden demorar hasta 40 días.
Serán días de agonía para los padres de Steven Medina, de 11 años, Saúl Arboleda de 15, y los hermanos Ismael y Josué Arroyo, de 15 y 14 años.
Los cuatro salieron a jugar fútbol y nunca más regresaron a sus hogares. En la actualidad hay 16 militares detenidos por su presunta participación en la desaparición de los menores, ocurrida el 8 de diciembre.
La última señal de vida que se conoce de los niños forma parte del testimonio del padre de los hermanos Arroyo, quien dice haber recibido la llamada telefónica de un desconocido la noche que desaparecieron, advirtiéndole que fuese a buscar a los menores al camino que conduce a la Base Aérea de Taura.
Inesperadamente, relató Luis Arroyo, el hombre puso a uno de sus hijos al teléfono y éste le dijo: «Los militares nos cogieron, nos metieron palo, nos están acusando de un robo, nos dejaron botados. Papá por favor ven, sálvame».
Poco después, tras alertar a las autoridades, recibió una segunda llamada anónima avisándole que los menores se habían ido. «La mafia se los llevó».
¿Qué se sabe?
En una declaración inicial, el ministro de Defensa de Ecuador, Gian Carlo Loffredo, adjudicó la desaparición de los menores a «grupos delincuenciales». Pero el lunes, Loffredo cambió la versión y reconoció que los menores fueron detenidos por una patrulla de 16 militares que se movilizaban en dos vehículos.
Los militares «observan a ocho personas que estaban presuntamente robándole a una mujer», explicó. «Se bajan los miembros de la patrulla, neutralizan y aprehenden a tres personas y una cuarta es entregada por la ciudadanía que lo había cogido», señaló el ministro en declaraciones a la radio City.
Loffredo confirmó que la patrulla militar involucrada en el hecho tiene su base en Taura, una zona ubicada a unos 30 kilómetros de la ciudad. «Debe ser que, camino a la base, toman la decisión de dejar libres a estos niños», agregó Loffredo.