Washington y Londres | Agencias
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó el envío de minas antipersona a Ucrania en otro importante cambio de política, después de que en los últimos días autorizara a las autoridades ucranianas a emplear armamento estadounidense de largo alcance contra Rusia, según informaron este miércoles varios medios estadounidenses citando fuentes conocedoras del asunto.
Washington espera que Ucrania utilice estas minas antipersona para reforzar sus líneas defensivas dentro de su territorio, mientras que los avances rusos amenazan con superar las defensas ucranianas, no como una capacidad ofensiva en Rusia, mientras que ha pedido garantías de que Kiev tratará de limitar el riesgo que presentan las minas para los civiles, según informó el diario The Washington Post y la cadena de televisión CNN.
El objetivo es que las minas terrestres ayuden a las tropas ucranianas a apuntalar sus defensas al frenar a los militares rusos –que han logrado avances significativos en la región de Donetsk y en los últimos meses han ganado territorio al ritmo más rápido desde 2022– y canalizarlos hacia áreas donde puedan ser atacadas con artillería y cohetes.
Estados Unidos ha proporcionado desde los primeros días de la guerra minas antitanque a Kiev para atenuar la superioridad numérica de Rusia en vehículos blindados, pero no había accedido a entregar minas antipersona por temor al peligro que pueden presentar. Los grupos de Derechos Humanos han criticado durante mucho tiempo el uso de minas antipersona porque pueden matar indiscriminadamente y pueden permanecer activas durante años después de que haya terminado el conflicto en el que se utilizaron inicialmente.
Storm Shadow
Por otra parte, Biden autorizará a Kiev usar misiles de largo alcance Storm Shadow, de fabricación británica, para atacar el interior del territorio ruso internacionalmente reconocido, informó este miércoles The Times, citando a sus fuentes.
Según el medio, Londres «ha estado presionando a Estados Unidos sobre el tema durante meses», ya que Washington proporciona datos de navegación a los misiles.
Al mismo tiempo, no se prevé que el primer ministro británico, Keir Starmer, haga declaraciones formales acerca del asunto, a fin de «decir lo menos posible sobre la intención del Reino Unido».
«Hay muy buenas razones operativas por las que debemos ser cautelosos con lo que decimos. Lo último que queremos hacer es darle a (el presidente ruso Vladímir) Putin una ventaja estratégica en el campo de batalla», comentó una fuente de Downing Street, residencia oficial del primer ministro británico.
Mientras, miembros del equipo de Starmer opinan que los misiles Storm Shadow no cambiarán el resultado del conflicto ucraniano, ya que «son solo uno de los muchos sistemas de armas».