Jerusalén y El Cairo | Agencias
Israel intensificó este domingo sus ataques aéreos en el sur de Líbano luego de que alertara que el grupo chiita Hezbolá planificaba un atentado a gran escala en su territorio con cohetes y misiles, tal como informó el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
No tardó en llegar la ofensiva de la organización terrorista, que incluyó el lanzamiento de 320 cohetes Katyusha y un “gran número” de drones contra «objetivos bélicos israelíes» en respuesta al asesinato de uno de sus fundadores (Fouad Shukur)) ocurrido el mes pasado en Beirut.
«Nuestra operación militar terminó hoy y ha cumplido sus objetivos”, indicaron desde el movimiento islamista.
La Fuerza Aérea israelí utilizó unos 100 aviones de combate para neutralizar los explosivos dirigidos al norte y centro de su territorio,
Según el portavoz del Ejército, Nadav Shoshani, se produjeron «muy pocos daños”. “Seguiremos eliminando amenazas y atacando intensamente a Hezbollah», sostuvo.
«Quien nos haga daño, nosotros le haremos daño», aseguró este domingo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, una vez que se produjo el alto al fuego, luego de dirigir las operaciones contra Líbano desde la base militar de Kirya, en Tel Aviv, junto con al ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien declaró el estado de emergencia militar y se comunicó con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, para informarle de lo ocurrido.
En Estados Unidos, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Sean Savett, dijo que el presidente Joe Biden estaba “vigilando de cerca los eventos en Israel y el Líbano”.
“Bajo su instrucción, funcionarios estadounidenses de alto rango se han estado comunicando continuamente con sus contrapartes israelíes. Seguiremos apoyando el derecho de Israel a defenderse, y seguiremos trabajando por la estabilidad en la región”, señaló Savett.
En las últimas semanas, diplomáticos de Estados Unidos y de países europeos han realizado una serie de visitas a Israel y Líbano en un intento de frenar la escalada que temen pueda derivar en una guerra regional, que podría arrastrar a Estados Unidos e Irán.