National Geographic
Las epidemias de peste a lo largo de la historia han causado estragos, no solo por la enfermedad en sí, sino también por los métodos empleados para atajarla. Un caso paradigmático lo encontramos en Edimburgo, donde una calle entera fue sepultada con sus habitantes.
Se trata del callejón de Mary King o Mary King’s Close, que se encuentra enterrado bajo la Royal Mile, la famosa calle principal de Edimburgo.
Durante el siglo XVII sufrió una epidemia de peste y las autoridades optaron por construir nuevas viviendas encima de las antiguas, pero dejando a sus habitantes dentro para impedir que la enfermedad se expandiera. Con el tiempo, todos murieron a causa de la peste o del hambre.
Al cabo de un tiempo empezaron a correr los rumores de fantasmas que escapaban del callejón a través de pequeñas aberturas, lo que le valió la fama de ser un lugar maldito.
Sin embargo, hay una explicación científica para ello: los gases que emanaban del callejón causaban alucinaciones a la gente y, en contacto con las lámparas de aceite, producían fuegos fatuos.
Esto hizo que el callejón permaneciera cerrado a cal y canto durante mucho tiempo, hasta que se encontró el motivo real de estas “apariciones”. Hoy en día es una popular atracción turística de Edimburgo, aunque no apta para gente claustrofóbica o impresionable.