Bruselas | Agencias
El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, denunció este martes que el «secuestro» del exvicepresidente Jorge Glas durante el asalto llevado a cabo la semana pasada por el Ejército contra la Embajada mexicana en Quito supone «la cereza del pastel» y afirmó que «durante los últimos siete años» ha habido una «persecución brutal» a la oposición en el país sudamericano.
Correa, quien ocupó el cargo de presidente de Ecuador entre 2007 y 2017, recalcó que los militares «agredieron al personal diplomático mexicano y secuestraron a su asilado político, Jorge Glas», antes de incidir en que México «sabrá hacer respetar sus derechos».
En este sentido, dijo que Glas recibió asilo «de acuerdo con la Convención de Caracas de 1954» y explicó que la misma recoge que «no podrá darse asilo» a personas condenadas «por delitos comunes», si bien también recoge que la Embajada será la que decida si da el paso tras analizar el caso.
Correa confirmó que el exvicepresidente sufrió el lunes «un grave problema de salud» que provocó su traslado «en coma» a un hospital.
«Tienen cercado el hospital e impiden cualquier comunicación con Glas, incluso con su familia y sus abogados», apuntó.
Glas fue hospitalizado el lunes debido a lo que diversas fuentes citadas por medios ecuatorianos achacan a una sobredosis de medicamentos, si bien las autoridades de Ecuador no han facilitado por ahora una versión oficial del suceso.
Por otra parte, los presidentes latinoamericanos debatirán el viernes una propuesta de «firme condena» y eventuales sanciones a Ecuador por el asalto policial a la embajada de México, informó la mandataria hondureña, Xiomara Castro, quien preside el bloque.
La propuesta fue consensuada este lunes en una reunión virtual por la «Troika» de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que integran, además de Castro, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.