Cochabamba, 28 de noviembre (El Nuevo Cambio).- A pesar de que ya transcurrió un mes del intento de magnicidio contra el expresidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma, no existe ninguna investigación del hecho que involucra a un grupo de élite de la Policía, con apoyo del Ejército y una aparente instrucción de los ministerios de Defensa y de Gobierno que encubren a los principales responsables del atentado.
El hecho se registró el pasado 27 de octubre, cuando el exmandatario y líder del Movimiento al Socialismo, Instrumento por la Soberanía de los Pueblo (MAS-IPSP) se dirigía a la Radio Kausachun Coca, en Lauka Eñe, para participar, como todos los domingos, en el programa “Evo es pueblo, líder de los humildes”.
Los dos vehículos en que viajaba Morales, uno con él y el otro que lo acompañaba por seguridad, fueron interceptados y sufrieron disparos de armas de fuego de grueso calibre, del que resultó herido el chofer de uno de ellos y el expresidente y su secretaria, salvaron la vida.
De este hecho que conmocionó no sólo a la opinión pública nacional, sino principalmente internacional, el gobierno no dijo nada, sólo unas declaraciones contradictorias que señalaban que se trataba primero de un autoatentado y después que era una operación antidroga.
Sin embargo, los autores del atentado, alrededor de unos 10 policías, entre los que se presumen había dos extranjeros, aparentemente estadounidenses, primero se refugiaron en la Novena División del Ejército de Villa Tunari, en la región de Ibuelo y luego huyeron en un helicóptero de la Fuerza Aérea hasta Chimoré y de ahí en otro más grande a Santa Cruz.
Sobre este hecho, el expresidente Morales, se refirió en su cuenta X y afirmó: “Hace más de un mes, intentaron matarnos disparando contra los vehículos en los que nos encontrábamos. Luis Arce, en lugar de instruir una investigación, encubrió e intentó enterrar el tema permitiendo que uno de los principales responsables del atentado se investigara a sí mismo.
Exigimos una investigación internacional de este crimen que está íntimamente ligado al hecho de pretender quitarnos la sigla del instrumento y de inhabilitarnos”.
