Barcelona | Agencias
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, dio por primera vez detalles de su huida a Francia el pasado 8 de agosto, después de su fugaz retorno a Cataluña: no lo hizo ni en barco, ni dentro de un “maletero”, sino que cruzó la frontera, sentado en el asiento trasero de un “vehículo privado”.
Así lo relata en un artículo publicado en el diario estadounidense “Político”, en el que confirma que entró en Cataluña dos días antes, el martes 6 de agosto “por la tarde”, y permaneció agazapado hasta su irrupción en el acto de bienvenida organizado en su honor frente al Arco de Triunfo de Barcelona, una hora antes del pleno de investidura de Salvador Illa.
Tras el acto, en lugar de dirigirse a pie hacia el Parque de la Ciutadella para intentar asistir al pleno del Parlament, fue visto metiéndose en un coche blanco y desapareció a toda velocidad, sin que los Mossos d’Esquadra lograsen detenerlo.
Ataque a los jueces
Puigdemont denuncia un “golpe de Estado híbrido” por parte de determinados jueces que “subvierten” la voluntad popular y hacen caso omiso de la ley de amnistía aprobada por el Congreso, en lo que califica de “persecución judicial de naturaleza política”, según informó la agencia de noticias Efe.
Según el expresident, “el riesgo de ser enviado a una cárcel española” durante los próximos años era “extremadamente elevado”, pero pese a todo decidió regresar a Cataluña.
Cruzó la frontera el 6 de agosto por la tarde “sin ser descubierto” y, dos días después, consiguió subir al escenario montado junto al Arco de Triunfo frente a miles de simpatizantes.
Después de pronunciar un breve discurso desde el atril, Puigdemont asegura que su intención era dirigirse al Parlament, pero la policía había “acordonado toda la zona, haciéndolo imposible”.
“No volví a Cataluña para ser arrestado. Regresé para ejercer el derecho a resistir la opresión. Cuando un juez se niega a aplicar una ley democrática, eso es una forma de opresión que ningún demócrata debería tolerar”, subraya en su artículo en inglés.
Para evitar su detención, tuvo que “activar el plan alternativo que había preparado” y que consistía en volver a esfumarse después de haber intervenido en el acto de bienvenida.
“No fue fácil. La policía provocó el caos por toda Cataluña intentando arrestarme”, denuncia Puigdemont, pero su huida fue finalmente “exitosa”.