Ciudad de Panamá | Agencias
El nuevo Gobierno de Panamá que encabezará el abogado y diplomático derechista José Raúl Mulino a partir del 1 de julio necesitará desde hoy construir una agenda nacional de desarrollo con un parlamento fracturado y con sus adversarios políticos.
Para varios analistas la debacle financiera del programa de pensiones cuyas reservas se agotan este año, justo cuando toma posesión es uno de esos desafíos, a los que se añade la reestructuración de la seguridad social en materia administrativa y en atención de salud.
De otra parte, el flamante Ejecutivo deberá atender la actual crisis económica expresada en la caída del ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que se espera sea de alrededor del 2,5 por ciento este año frente al 7,3 por ciento de 2023, a lo que se suma una deuda pública que frisa los 50.000 millones de dólares, según informó la agencia Prensa Latina.
Tras ganar las elecciones del domingo, Mulino es un veterano de la política local. Fue vicecanciller y canciller del gobierno de Guillermo Endara (1989-1994), se desempeñó como magistrado suplente de la Corte Suprema de Justicia en 1994 y estuvo a la cabeza de dos Ministerios en el gobierno de Martinelli (2009-2014): el de Gobierno y Justicia y el de Seguridad Pública, desde el que cimentó su fama de político de mano dura. De hecho, fue el responsable de represiones emblemáticas a la protesta social, como aquella sucedida en Bocas del Toro en el año 2010, que se cobró la vida de los dirigentes sindicales Antonio Smith y Virgilio Castillo.
Su perfil autoritario queda de relieve con sus recientes declaraciones, en donde propuso “cerrar” la selva del Darién en la frontera panameña con Colombia, por donde anualmente se desplazan cientos de miles de migrantes caribeños y sudamericanos que buscan llegar a los Estados Unidos.