Los Republicanos defienden la posesión de armas pese al intento de magnicidio

Milwaukee, EE.UU. | Agencias

El Partido Republicano celebró el martes el segundo día de su Convención Nacional con el foco en la defensa de la posesión de armas pese al intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump, quien el día anterior recibió la ovación de los simpatizantes del partido al hacer acto de presencia en el evento con una venda en la oreja.

Al mismo tiempo, Trum se reunió con el exministro británico Boris Johnson en los márgenes de la convención y se difundió un video en el que le pide al candidato independiente Robert F. Kennedy Jr. que abandone la carrera presidencial y se una a su campaña.

En un foro que se hizo en la convención con la organización proarmas USCCA, Chris LaCivita, uno de los principales asesores de Trump, reivindicó que el magnate republicano es un gran defensor de la Segunda Enmienda de la Constitución, que consagra el derecho a la posesión de armas, y acusó al actual presidente, el demócrata Joe Biden, de querer erradicar ese derecho.

«Es importante para nosotros permitir a los ciudadanos llevar armas y protegerse a sí mismos y a sus familias», afirmó LaCivita, quien confesó que él mismo suele ir armado cuando no viaja con Trump.

En caso de que el republicano regrese a la Casa Blanca tras las elecciones del 5 de noviembre, este continuará defendiendo la Segunda Enmienda, un tema que tendrá muy en cuenta cuando deba nominar a jueces, señaló LaCivita. Para el Partido Republicano, detalló, es importante trasladar a la ciudadanía el mensaje de que quieren hacer que Estados Unidos sea seguro de nuevo tras cuatro años de gobierno de Biden que, a su juicio, desataron el caos.

El foro sobre armas se produjo un día después de la aparición de Trump en la convención. Las pantallas del estadio se encargaron de mostrarlo caminando con rostro serio por los pasillos hasta que llegó a una tribuna especial junto a su familia y el que es su candidato a la vicepresidencia, el senador James David Vance.

La escena estuvo plagada de detalles propios de un drama épico. Además de la venda en la oreja, levantó el puño emulando el mismo gesto que hizo antes de retirarse del acto del sábado tras salvarse del atentado. El público gritaba «Fight» (Lucha), lema que se convirtió en el grito de guerra trumpista desde ese día.

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