París | Prensa Latina
Los primeros turistas franceses atrapados por la violencia que vive Nueva Caledonia desde hace una docena de días fueron evacuados este sábado hacia Australia y Nueva Zelanda, anunciaron este sábado autoridades del archipiélago de Oceanía.
Según la oficina del Alto Comisionado de la República, la representación del Estado francés en la colectividad de ultramar, están en curso «medidas de acompañamiento a extranjeros y turistas galos”.
La evacuación de produjo en aviones militares, a partir de un escenario más tranquilo, aunque se mantienen las tensiones derivadas de un cambio constitucional que promueve París para ampliar el censo electoral neocaledonio, decisión rechazada por los independentistas.
Los detractores de la reforma acusan al gobierno francés de restar visibilidad a los kanaks, pueblo autóctono que representa más de un 40 por ciento de los habitantes del territorio.
Enfrentamientos, disparos de armas de grueso calibre, barricadas, saqueos de comercios e incendios de autos e instalaciones han dejado siete muertos, cientos de heridos, alrededor de 300 detenidos y cuantiosas pérdidas materiales, violencia que ha cedido con el despliegue de seguridad ordenado por el presidente Emmanuel Macron, que incluye a militares y blindados.
Macron visitó esta semana Nueva Caledonia, donde prometió recuperar el orden y facilitar el diálogo entre todos los actores, descartando ceder a los reclamos de independencia, al esgrimir los tres referendos que respaldaron la permanencia en la República, el último de ellos, en 2021, boicoteado por los partidarios de la separación.
El mandatario ofreció algunas semanas de plazo para el diálogo y alegó no pretender forzar el cambio constitucional, que está pendiente de validación por una plenaria de ambas cámaras del Parlamento de Francia, la Asamblea Nacional y el Senado, que ya dieron por separado su visto bueno.
Este sábado, el Frente de Liberación Nacional Canaco y Socialista, el cual aglutina a fuerzas independentistas del archipiélago, reclamó a Macron la retirada de la reforma, una demanda que también abunda en el territorio metropolitano.